MATERNIDAD CON GAFAS. ¿ES NIÑA O NIÑO?
Hola amigas, volvemos hoy con nuestra sección sobre Maternidad con gafas. Esta vez Laura nos va a contar las 3 preguntas estrella del cuñadismo nacional que nos hacen a las tías en “edad de merecer”. De merecer que nos dejen en paz, añadiríamos nosotras.
Bueno en realidad lo que hace la tía es marcarse un speech brutal sobre el binarismo, el mito de la libre elección y la presión social hacia las mujeres con la maternidad (seamos madres o no). No queremos añadir mucho más porque la tía se sale. Os dejamos con ella:
CAP IV.
“¿ES NIÑA O NIÑO?”
Y OTROS CUÑADISMOS
Si hay dos momentos en la vida en los que hay que temer especialmente el cuñadismo, estos son sin lugar a dudas:
Las festividades navideñas .
A partir de los 30 si eres mujer*cis (y más o menos hasta los 40). Si lo contamos, eso son 10 navidades. Sí amigas.
Estas son las preguntas estrella por orden de aparición:
¿Para cuando el bébé?
Antes mandabas a la mierda a la peña que te pregunta cuando ibas a tener hijes, pero cuando decides probar suerte en la rueda de la fortuna (o en la ventana de la fertilidad) el estrés es doble, porque encima la peña preguntándote que para cuando el bebé, y tú ahí pensando joder eso mismo me pregunto yo, que me quede preñada ya y me dejen en paz.
Deberíamos abolir esta pregunta del planeta.
¿Es niño o niña?
-¿Estás embarazada? Que alegría, enhorabuena, ¿es niño o niña?
-Nos resulta irrelevante, es una futura persona.
-Ah que no lo queréis saber, preferís que sea sorpresa.
Al principio respondes. “No, no es eso, es que nos da igual, no cambia nada” - “bueno mujer, para elegir nombre” - “tenemos varias opciones” - “es verdad que ahora hacen mucha ropita super mona que sirve para niño y niña” - Luego ya pasas. “Si si, sorpresa sorpresa, con Isabel Gemio, venga besis”
En serio peña, ¿qué nos pasa? Yo era la primera que les preguntaba a las personas gestantes “¿es niño o niña?” antes de estar gestando yo misma, y francamente menuda colleja (llena de sororidad) me daba ahora mismo. ¿Cómo vamos a acabar, ya no solamente con el sexismo y el machismo, sino con el binarismo, si ANTES de que nazca un nuevo ser ya lo estamos llenando de etiquetas en función de los genitales que tenga? Es que está todo mal, así que lo primero, un poco de lectura:
“Tu seras un homme -féministe- mon fils!” de Aurélia Blanc en Marabout
“Neoliberalismo sexual: El mito de la libre elección” de Ana de Miguel en Cátedra.
Les hablamos diferente. Están en el útero y les hablamos diferente, en función de si “son” niña o niño. Porque el patriarcado lo llevamos dentro y aunque lo tengamos muy trabajado a veces aparece por ahí. Y aunque nosotres lo hagamos super bien, ahí fuera está lleno de gente, y esa gente les hablará diferente. Si solamente sabemos que son un ser vivo, les hablamos, y punto, como a otra persona más. De todos modos nada nos salva “Uy, la forma de la panza, es un niño”, “uy esa cara que tienes, es niña”. ¿Te da muchas patadas? “Qué niño más terremoto” (guiño, sonrisa) “Qué niña tremenda” (=que pena, con lo dóciles que son las niñas que lo llevan en el adn y son cuidadoras natas y a ti te ha tocado una de esas rebeldes -incluso puede que se haga feminista-). Y a todo esto el bebé no ha ni nacido. Es un festival.
Luego cuando el bebé está fuera del útero la cosa se complica.
-Ay (suspiro) que monada (intenta tocarlo, te alejas) ¿Cuanto tiempo tiene?
-Un mes
-¿Es niño o niña?
-No lo sabemos todavía.
A partir de aquí las reacciones son muchas, en general la gente se queda un poco loca y te dice que como no lo vas a saber, les explicas que es muy pequeño (el bebé) para saber todavía si quiere ser niño o niña así que de momento es bebé, y cómo la discusión se vuelve incómoda pues sueles quitarte bastante bien a la gente de encima pero hay peña pesada, siempre. Y de todos modos, en el registro civil obsoleto del que disponemos, te obligan a poner los genitales del bebé, y luego cambiarlo es una odisea, con lo sencillo que sería poner “neutro” hasta que tenga una edad suficiente para decidir. O con lo genial que sería no tener que decidir.
Y luego están los colores. Hasta hace nada los bebés iban de blanco, siempre, porque se lava bien, dura, y se puede utilizar para varies hijes. Luego el capitalismo se dio cuenta de que si lo dividía todo en rosa o azul vendía el doble. Así que lo hicieron todo en 2 colores, y así la bici rosa de la niña no le servía al niño y había que comprar una bici azul para el niño porque cómo va a ir en una bici rosa se van a reír de él claro ya me habría gustado comprar una azul para la niña pero es que ella la quería rosa es increíble y mira que en casa no enseñamos eso pero es que le encanta el rosa todo lo quiere rosa de verdad que lo elige ella (bibliografia arriba “Neoliberalismo sexual: El mito de la libre elección”). Claro. Seguro que sí.
Que la tele, los dibujos, los anuncios, las películas, las series, las telenovelas, la sociedad, la calle, el lenguaje sexista no tienen nada que ver, a tu hija le encanta el rosa porque lo lleva en el ADN.
Pero si no le gusta el rosa no pasa nada. ¡Puede llevar azul! O violeta. Porque ahora podemos ser Valentina Tereshkova o Greta Thunberg, podemos ser Malala, podemos ser Alcaldesas. Y llenaremos las calles. No solamente el 8M.
Eso si… como a tu hijo, con O, le guste el rosa, o el dorado, o la purpurina, entonces hay un problema. (bibliografia arriba: “Tu seras un homme -féministe- mon fils!”). ¿Cómo le va a gustar algo que brilla, que llama la atención, que hace soñar, volar, cómo le va a gustar una explosión de colores, fantasía, cómo le va a gustar? Imposible. ¿A qué criatura le gusta llevar alas para volar y purpurina para brillar? Hay un problema. Porque lo de que “las niñas” pueden ser alcaldesas entra bastante bien, pero lo de que “los niños” pueden ser educadores infantiles, enfermeros o cuidadores, esto ya es otro tema…
Y si lo piensas solamente hay dos colectivos interesados en joderles la vida a nuestres niñes haciéndolos crecer en el binarismo: las grandes empresas multinacionales (que venden el doble) y el heteropatriarcado (que controla el mundo).
Yo digo a la mierda el binarismo.
¿Para cuando el segundo?
-Bueno y qué ¿vas a tener más?
-Parí hace 3 meses.
-Bueno ya mujer pero ya me entiendes. Estás haciendo muy bien lo de tomarte en serio la recuperación, que sinó luego el cuerpo queda hecho un escombro, y ni te digo con el segundo, porque vas a tener otro ¿verdad?.
-No lo he pensado, todavía me duele el coño.
-Claro claro, pero no lo dejes para muy tarde a ese bébé le iría genial un hermanito con el que jugar.
O…
¿Cómo vas a tener un “hijo único”? Son unos malcriados, y seguro que te pide un “hermanito”. Eso si como tengas tres entonces ay pobre, seguro que fue un “descuido” estas cosas pasan, a mi prima le pasó, menuda faena, criar a tres, y luego el cuerpo ya no es lo mismo después de tres partos.
En resumidas cuentas, que el sistema espera de ti que tengas no un bebé, sino dos. ¿No es maravilloso ser mujer*cis? De verdad un aplauso para todes.
BONUS para luchar contra el binarismo:
Si te preguntan si tu amiga la que acaba de parir tiene un niño o una niña y tú no lo sabes porque el bebé todavía no lo ha decidido, siempre puedes responder:
“No lo se lo he preguntado” (al bebé)
“No lo sé, cuando sea mayor lo decidirá”
“Con este tipo de preguntas dividimos a les niñes en dos grupos y luego les niñes trans sufren transfobia y bulling. Mejor abolimos estas preguntas”
“Se empieza dividiéndolos entre niños y niñas cuando nacen y se termina con el pin parental para que no reciban una charla sobre identidad de género”
“¿Qué es usted, un autobús de Hazte oir?
Y acabamos con un par de libros a los que les tengo echados el ojo:
Las muñecas son para las niñas
¡Vivan las uñas de colores!
Y un podcast sobre el tema que debemos escuchar:
Moderna con gafas.
Ey, ey, no os vayáis aún. A las recién llegadas o las que os lo perdisteis en su día, aquí os dejamos un resumen de los anteriores capítulos:
Cap I: Paternalismo y condescendencia.
Cap II: El miedo al parto.
Cap III: El post parto.
Ahora sí, podéis ir en paz, hermanas.
Cristina Alonso y Cristina Valbuena.
