TEST BECHDEL
Suele pasar (quienes nos hemos puesto las gafas moradas lo sabemos) que al volver a ver películas que en su día te encantaron, volver a leer libros que nos emocionaron o escuchar canciones que nos representaron hace tiempo, encontramos en ellas cosas que ya estaban ahí, que no habíamos detectado pero que hoy nos “chirrían”. Y eso es bueno, muy bueno, significa que tenemos el radar feminista a tope.
Por si nos surgen dudas tenemos además el Test de Bechdel, nacido del cómic “Unas lesbianas de cuidado” (en inglés “Dykes to Watch Out For”) de la escritora Alison Bechdel. Es un método muy útil para evaluar si una película, serie, cómic… cumple con los estándares mínimos para evitar la brecha de género.
Uno de los personajes del cómic comenta que ella solamente ve películas que cumplan tres requisitos básicos:
En la película aparecen al menos dos personajes femeninos.
Dichos personajes hablan una a la otra en algún momento.
Dicha conversación trata de algo distinto a un hombre (no limitado a relaciones románticas, por ejemplo dos hermanas hablando de su padre no pasa el test).
Una variante exige que, además, las dos mujeres sean personajes con nombre.
Y muchos dirán “Menuda tontería”. Pues resulta que estas tres simples reglas, cuando se aplican a los hombres, da como resultado que prácticamente todas las películas estrenadas cumplen el requisito, por el contrario, si se aplica según su diseño original, resulta sorprendente la cantidad de películas que no pasan el test. Muchas de tus obras artísticas favoritas no pasan este test. Y no se trata solo de las películas antiguas, por ejemplo del año 2000 al 2016 el 45% de las nominadas a “Mejor película” en los Óscar no lo pasaron.
¿Quiere decir esto que al re visionar algunas de nuestras obras favoritas vayan a dejar de gustarnos o dejemos de verlas? No tiene por qué, pero si resulta un buen comienzo para la reflexión y para el pensamiento crítico. Puede servirnos como argumento para probar que prácticamente la totalidad de la industria del cine se centra en crear contenidos que no representan el punto de vista femenino, limitándose a una visión adrocentrista que no se ve reflejada en la realidad social, ya que la mitad de la población mundial es femenina.
Debemos tener en cuenta además, que la proporción de películas que pasa el test aumenta cuando entre los guionistas hay, por lo menos, una mujer. En las películas escritas o dirigidas por mujeres se observa que muchas pasan el test.
Atentas porque todas estas películas NO pasarían el test:
La trilogía original de Star Wars. (Por suerte en las nuevas las mujeres se empoderan).
El Caballero oscuro.
Cuando Harry encontró a Sally.
Regreso al futuro.
El gran Lewobski.
Reservoir dogs.
Up.
Desayuno con diamantes.
El señor de los anillos.
Avatar.
X-men.
Los cazafantasmas.
Y podríamos seguir con un largo etcétera. Entre las series que no superan el test están Narcos, The Wire, True detective o Big bang Theory (hasta la cuarta temporada), pero por suerte en este terreno contamos con grandes ejemplos que sí lo superan y con creces como Friends, Juego de Tronos, Mad men, Twin peaks o Transparent.
¿Qué pasa si aplicamos el test a la literatura? ¿Qué novelas lo pasarían y cuáles no? Entre las que sí estarían “Alicia a través del espejo” de Lewis Carrol, “Un marido ideal” de Oscar Wilde o “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen. Mientras que “La divina comedia”, “El sí de las niñas” o “Las brujas” se quedarían fuera, como muchos grandes clásicos.
Ahora que ya conocemos el test, nos va a costar no pasárselo a las pelis o libros que pasen por nuestras manos. Es importante recordar que el arte, de cualquier tipo, legitima o cuestiona el orden dominante, por eso es imprescindible en todo tipo de arte la presencia de mujeres que sean protagonistas y fundamentales en las obras. De lo contrario, la invisibilización de los personajes femeninos en las tramas desvaloriza a la mujer y acaba haciéndola invisible también en la sociedad.
