LA CARGA MENTAL
El síndrome invisible que tenemos muchas mujeres.
“No me lo has pedido, por eso no he fregado…Yo ayudo en casa…Tú planchas mejor…Es que él trabaja muchas horas…Me han dejado de niñera…¿Qué hay para cenar?...Ser madre te hará más feliz que un ascenso en el trabajo…” “ Las mujeres podéis hacer mil cosas a la vez….” ¿Os suena de algo? Sí, ¿no?....
No hemos venido hoy a hablaros de un tema nuevo. No es nuevo porque, en cuanto empecemos a hablar de ello, muchas os sentiréis identificadas y muchas de vosotras ni siquiera habréis tenido en cuenta que es una afección que tenemos las mujeres. Estamos aquí para levantar a mano. No estamos solas. No estáis solas.
¿Habéis oído hablar de la Carga Mental? Posiblemente muchas no y otras sí, porque se le está dando voz en los medios últimamente, pero de nuevo no tiene nada. Formularemos la pregunta de otra manera ¿Habéis sentido esto llamado Carga Mental? Yo creo que ahora mismo muchas habéis meneado la cabeza afirmando. Las que no tenéis ni pajolera idea, quizá, para que podáis responder mejor lo explicamos un poco.
La Carga Mental es un síndrome que afecta sobre todo a las mujeres y que significa estar pendiente de todas las tareas personales, laborales y además las de la familia y el hogar.
Y aunque ahora los roles en casa están cambiando, las estadísticas nos dicen que la mujer sigue encargándose (en la mayoría de los casos) de más cosas que los hombres. Porque muchas veces, se cree que hombres y mujeres comparten las labores del hogar, pero no del todo. La carga mental es una logística con la que tienen que cargar las mujeres y cuando piensas que estás sola llevándola, pesa más.
Según un estudio de Procter & Gamble 3 de cada 4 mujeres sufre carga mental. El 63% de las mujeres dice tener a diario un listado infinito de cosas por hacer versus el 23% de los hombres. Además, el 44% de las mujeres afirma que ni si quiera sabe que lo está sufriendo. Estas cifras no son moco de pavo.
Los expertos, determinan que la Carga Mental se origina porque las mujeres tenemos que planificar, coordinar, supervisar y tomar decisiones en relación con lo que pasa en casa. Vamos a hablar en cristiano: para hacernos una idea, es esa sensación de que desde que te levantas tienes una lista infinita de cosas que solucionar, para las que, siendo realistas, cada día debería tener 48 horas.
Poner lavadoras, cuidar de los hijos, saber qué hay y qué no hay en la nevera, ir a por lo que falta, saber lo que necesitan tus hijos, cómo van sus estudios, limpiar, sacar al perro. Ah espera…que tenemos que ir a trabajar y tener en la mente todo de lo que nos encarguemos en los trabajos ya sea poner ladrillos, atender al público o trabajar en una multinacional. Al volver quita el tendedero, mira a ver las facturas, échate la anticelulítica que este año no se llevan las lorzas según las revistas… Y si hemos tenido un día de mierda porque nos hemos levantado con el pie cruzado, pues aguantamos, porque todo lo anterior es algo de lo que hay que encargarse estés de buen o mal humor. Espera que vamos a sumar:
ESTRÉS FAMILIAR + ESTRÉS DEL HOGAR + ESTRÉS PERSONAL + ESTRÉS LABORAL=
BOOOM!
¿Será algo biológico? No amigas, no hay nada biológico en las mujeres que nos lleve a sufrir esta Carga Mental. Pero es que todas hemos crecido en un sistema patriarcal que ha decidido que las mujeres nos quedábamos en casa haciendo ciertas tareas gratis, para poder mantener este sistema. Criar a los hijos y “hacer la labor” en casa era para nosotras, mientras ellos dominan el poder político y religioso. Tenernos en casa era su manera de controlarnos y tener el poder sobre nosotras. Y esto ha generado que durante generaciones, desde la prehistoria “lo de la casa” sea cosa nuestra.
En el momento en el que nos revelamos y nos incorporamos al mercado laboral, sí, se nos abrió una puerta a la libertad. Pero hay algo que seguimos haciendo mal, el reparto de las responsabilidades familiares. Es algo muy pesado tener que conciliar como mujer todo. Es frustrante que tengamos que pedir jornadas laborales reducidas o dejar nuestros trabajos (y que lo sepamos antes de parir, porque cuidaremos de los hijos,porque se presupone que somos nosotras las que tenemos que hacerlo). MAL MAL MAL. TODO MAL. NOS DUELE LA CABEZA JODER…
La carga mental es algo que no se ve pero que está ahí y desde hace mucho. ¿Os acordáis de esa frase que decía vuestra madre todo el rato de “Es que no me he sentado en todo el día”?. Ahí lo tenéis. Nuestras madres trabajadoras que se iban por la mañana al andamio y tenían unas perfectas lentejas preparadas a las 14:30h, el chandal del cole lavado y planchado el bocadillo de la merienda preparado cuando salías de las clases de inglés….TENÍAN CARGA MENTAL. O cuando te ibas de vacaciones y tu madre seguía siendo “la criada” en ese apartamento de la playa mientras el resto estaba “de vacas”…TENÍA CARGA MENTAL. Piénsalo… ¿muy fuerte eh?. Pues millones de mujeres seguimos así. Porque hemos crecido y sí chicas, nos hemos convertido en nuestras madres, TENEMOS LA PUÑETERA CARGA MENTAL. Porque muchos de esos comportamientos los seguimos teniendo heredados. Tenemos más que nunca la cabeza a punto de explotar. No hace falta pensar en otra generación, el mundo sigue casi igual. Y mientras muchas cosas avanzan a pasos agigantados, esto sigue casi igual que hace 80 años.
Parece que solo se nos ayuda si lo pedimos, o solo cuando recordamos al resto las tareas de las que se tienen que encargar. Si no lo pedimos o no lo recordamos, no pasa nada “Nos encargamos nosotras porque si no nadie lo hace”.
Hoy queremos intentar solucionar esto buscando algunas ideas para reducir la carga mental. Haremos una lista, pero molaría que la hiciésemos entre todas.
Darse cuenta
Lo primero en cualquier problema es que reconozcamos que lo tenemos. Siéntate, valora la situación y si estás desbordada, agobiada, con ansiedad y estresada por todo lo que hemos comentado antes, es que posiblemente estes pasando un episodio de carga mental.
No considerarse la única responsable
Aquí el reparto de tareas es de todos, así que no puedes considerarte culpable de la situación. Si la nevera esta vacía porque nadie ha ido al super, no es tu culpa, es la de todos. Que les den morcillas.
Comunícate
Si te quedas callada nadie va a saber lo que te pasa.No te guardes dentro toda la rabia. Así que un día tranquilos, os sentáis a hablar y suelta cómo te sientes. Es la mejor manera de solucionar las cosas.
Empezar un reparto de la carga
Esto es lo más importante. Hay que hacer una lista de todo lo que pasa en casa, de todas las necesidades y de todo lo que hay que gestionar. Un reparto equitativo de las cosas hará que todos se sientan partícipes y además nadie tendrá sobrecarga. La casa es como una empresa con departamentos que hay que coordinar. Pues cada uno que elija de qué se encarga ¿no? Y aunque te sientas tentada de hacerlo tú porque “lo haces mejor”, no caigas en la tentación, ya verás como en cuanto los demás cojan un poco de práctica lo hacen igual de bien, déjales.
Aprende a desconectar
Hay muchas cosas a las que le damos importancia, que nos agobian la cabeza y de las que deberíamos pasar de vez en cuando. Por ejemplo, si lo cacharros se quedan sin fregar un día, no se va a acabar el mundo. Es más importante que descanses cuando llegas del trabajo a que cojas el estropajo. Que si alguien necesita el cazo, ya se lo fregará. Las personas no son mancas, lo que pasa que si siempre se lo hace otra persona se acostumbran. O si un día no haces la cena, seguro que acaba cocinando otro familiar, que para hacer un huevo frito no hace falta ser chef con estrella. O dejar la cama sin hacer, o la ropa sin planchar… A veces hay que dar importancia a otras cosas. Es tu casa y si no la barres pues no pasa nada de nada. Inténtalo un día, no hagas nada y prueba a que te importe todo un carajo.
Busca tiempo para ti misma
Y todos los días, TODOS, pase lo que pase, saca un rato para ti para hacer lo que te salga de las narices. Pasear, gimnasio, ver series, comerte un cubo de helado, quedar con amigos, sentarte en el sofá con la mirada perdida….LO QUE SEA. Busca ese momento de desconexión diario, que te de toda la fuerza para volver a conectar con lo que quieras.
Hemos empezado la lista, ¿nos ayudáis a seguirla con ideas? Esperamos vuestros comentarios en Instagram .
Cristina Valbuena y Cristina Alonso.