¿POR QUÉ ES TAN NECESARIA "CREEDME"?
UNA SERIE SOBRE VIOLACIONES CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
Se abre el telón y aparece una chica sola, en su sofá, visiblemente descolocada, mirando al vacío. No tardamos mucho en saber que acaban de violarla, pocos segundos después… COMIENZA EL CIRCO. Interrogatorios continuados repitiendo una y otra vez lo mismo, exámenes médicos deshumanizados (tengamos en cuenta que te acaban de violar), familiares y amigxs que intentan ayudarte, pero esperan de ti una actitud concreta, la de víctima perfecta y así seguimos durante 50 minutos de primer episodio que nos dejan rotas en el sofá. Acabamos de empezar a ver Créeme de Netflix.
Muchas veces lo hemos pensado,lo hemos hablado y debatido… lo de la victimización secundaria, lo de la falta de formación del personal que atiende a una mujer que ha sido violada, lo del cuestionamiento social sobre cómo deberías comportarte… pero coño, es que cuando lo ves tan bien relatado te pones tan en la piel de esa chica, te da tanta rabia, tanta impotencia, te entra una mala hostia…
TRANQUILAS, LA COSA MEJORA
Lo bueno viene a partir del segundo episodio con dos mujeres investigadoras que dan luz a tan oscuro escenario, pero no, no vamos a rebelar más porque para las que no la habéis visto, estamos rozando el spoiler y créednos, tenéis que verla.
Nosotras, tras el sofocón inicial, nos la tragamos en 2 días y es que nos flipó muchísimo lo bien relatado y expuesto que estaba todo aquello que siempre hemos pensado que se tiene que contar sobre la cultura de la violación. Lo que se hace mal, lo que necesitamos, lo que tendría que ser… Hay muchísimos motivos para ver y recomendar Creedme, pero nosotras te vamos a contar 10:
- Pone sobre la mesa la cultura de la violación:
Creedme no habla de casos aislados, habla de una sociedad en la que la violencia contra las mujeres está normalizada y asumida dentro de la cotidianidad. Dentro de las muy diversas formas de esta violencia se encuentra la agresión sexual, que está presente en el cine, la literatura, la pintura y normalizado hasta el punto de que gran parte de las violaciones se llevan a cabo dentro de la casa de la victima y por personas conocidas, amigos y parejas afectivas. Tan difuminado está el límite del consentimiento que muchas veces las propias victimas ni siquiera se sienten en el derecho de considerarse violadas porque no gritaron y pelearon o no se resistieron hasta la muerte para evitar que sucediera. En la cultura de la violación se cuestiona de forma constante a la víctima, cómo iba vestida, si había bebido alcohol, si había facilitado el acceso del agresor a su casa, si había coqueteado con él, si “cerró suficientemente las piernas”. Incluso se observa cómo se comporta tras haber sufrido la agresión, está suficientemente hundida? Es capaz de hacer vida normal? No solo tienes que haber sido violada, también tiene que parecerlo.
-Nos recuerda lo necesario del “Hermana, yo sí te creo”:
El contrapunto a la actitud institucional y social a todo lo anterior es la sororidad y el apoyo mutuo entre mujeres surgido a través de movimientos como “Metoo” o lo sucedido en España a raíz del caso de la Manada. ¿Que ellos no te creen"? Tranquila hermana, nosotras sí. Puede que la protagonista de la serie no encuentre entre sus más allegados este mensaje, pero si que es un hilo conductor a lo largo de los episodios que hace patente la necesidad de un apoyo y confianza incondicional a la víctima.
-Respeta la intimidad de las victimas:
A pesar de ser una serie sobre violaciones no verás ni una sola imagen más de las necesarias para intuir lo qué ocurrió y transmitir con certeza el horror del momento. Creédme no cae en ningún momento en lo morboso, dando los detalles justos para no dañar el relato ni la intimidad de las víctimas. Aquí no verás cuerpos desnudos, ni detalles escabrosos de más. Se agradece.
-Expone la correlación entre violencia de género y agresiones sexuales:
Volvemos a que no trata a los violadores como locos, ni casos aislados. Creédme sitúa las agresiones sexuales dentro de una violencia general y sistémica contra las mujeres. Las dos inspectoras centran su investigación entre los condenados anteriormente por violencia doméstica, arrojando en múltiples ocasiones datos y evidencias sobre la correlación de ambos delitos. Hay un patrón.
-Evidencia la necesidad de personal formado con perspectiva de género:
Nos pasamos un primer capítulo horrorizadas frente a la pantalla, pensando en si seguir viéndola o apagar la tele y olvidarnos. Marie es interrogada una y otra vez, condenada a repetir sin descanso y hasta hacerla dudar de su propia palabra lo sucedido la noche anterior ante dos inspectores de policía que cuestionan su palabra y no muestran demasiada empatía con lo que la víctima reciente puede estar sufriendo. Más de lo mismo en el examen médico, todo es frío, todo es un trámite burocrático. Nunca antes habías visto con tanta claridad el hecho de “¿merece la pena denunciar y pasar por esto?”. Pero oh, llega el segundo capítulo y una inspectora se pone en la piel de la víctima, la habla con cariño, es comprensiva, respeta su tiempo, su espacio, no la juzga, la acompaña al examen médico, le pregunta en todo momento qué es lo que desea… Sorpresa! Las cosas se pueden hacer diferente. Es más, las cosas se pueden hacer bien. La necesidad de personal formado en perspectiva de género es absolutamente imprescindible para la atención a las víctimas de violencia machista. Policías, personal sanitario, personal judicial… del primer al último eslabón.
-Nos recuerda que las violaciones no entienden de color, edad, peso ni aspecto físico:
En Creédme no solo violan a jóvenes universitarias blancas, rubias y de ojos azules como en casi todas las películas que hemos podido ver sobre esta temática. Aquí las mujeres agredidas van de blancas a negras, de jóvenes a ancianas, de delgadas a gordas… lo único en común que tienen todas las víctimas es su género y su situación de vulnerabilidad ante el agresor.
-Nos muestra otro liderazgo y visión femenina:
Una de las cosas que más subidón nos dio como espectadoras es ver a dos mujeres líderes que colaboran y muestran camaradería para lograr un objetivo común (rodeadas además de un equipo mayoritariamente femenino muy crack). Son jefas pero muestran empatía con las víctimas, son ambiciosas a su manera, pelean y se dejan la piel en sus curros, pero no necesitan “ser masculinas” para mandar ni para tener éxito, tampoco son ñoñas ni muestran excesiva sensiblería. Toda la serie nos recuerda no solo la necesidad de más mujeres que aporten este liderazgo es los puestos de poder, sino también la de que se de visibilidad a este tipo de personaje femenino en el arte. Porque adivinad qué… La serie está dirigida, producida y escrita por mujeres. Touché.
-Ni los malos son tan malos… :
En Creedme no hay maniqueísmo. Esto no va de 100% malos y 100% buenos. El inspector de policía que la caga e induce a Marie a acabar negando su propio testimonio no es un súper villano ni un demonio pro violadores, es solo una pieza más del sistema que mete la pata hasta el fondo, sí, que no ha recibido formación suficiente para afrontar estos casos, o no la ha pedido, que juzga a la víctima e incluso la ataca, pero que cuando se da cuenta de su error se siente atormentado e intenta enmendarlo. Demasiado tarde tal vez, pero el tratamiento de los personajes refleja la vida real sin caer en efectismos.
-Apunta a la alta tasa de violencia de género en los agentes policiales:
Ninguna de las dos inspectoras se corta un pelo a la hora de hablar de lo que sucede dentro de su propio gremio. En un sector que suele ser corporativista ambas alzan la voz para hacer patente la agresividad de muchos de los hombres del cuerpo (alta tasa de denuncias por violencia de género) y la consecuente corrupción puesto que la propia policía hace la vista gorda y mira a otro lado. Es decir, la mayoría de casos de violencia de género donde el agresor es un policía quedan archivados y sin hacer nada al respecto.
-Ellas rehacen su vida después.
Que una violación te rompe por dentro parece ser algo obvio, aunque difícil de imaginar para quienes no han pasado por ello. La serie muestra esta ruptura, esta impotencia, ese miedo… pero también pone el foco sobre la resilencia de estas mujeres, su capacidad de adaptación y superación porque sí, es una puta mierda que te pase eso, pero hay que seguir viviendo y ellas lo hacen. Pero no es una tarea que les corresponda a ellas solas como “supervivientes”, el sistema, el entorno, la red social y familiar debe comprender, respetar y ayudar. Siempre.
Cristina Alonso y Cristina Valbuena.