1 AÑO SIN COMPRAR ROPA. ¿CÓMO LO VÉIS?
Vivimos envueltos en una vorágine consumista en la que apenas hay cabida para hacer un stop y reflexionar. No nos referimos solo a la ropa, si no al consumo en general. Viajar el que más, tener el mejor móvil, la mejor cámara, las mejores zapatillas para correr… gastar, gastar, gastar. La compra te da un chute de endorfinas instantáneo que sin embargo no es muy duradero. Y siempre necesitas otra dosis… “esta es la última, lo prometo”, pero acabas cayendo al poco. Instagram, las apps de tiendas, la publicidad al lado de cualquier contenido que busques en google… No tenías pensado gastar nada hoy, pero te descubres en tu sofá a las 11 de la noche comprándote una chaqueta vaquera más… ups, ni me he enterado!
En todo este círculo vicioso influyen los miles de estímulos diarios que nos incitan a comprar, nuestros propios hábitos, estilo de vida, pero… ¿Deberíamos pararnos y reflexionar sobre por qué lo hacemos? ¿Qué beneficios nos aporta y cuáles son las desventajas? ¿Queremos cambiar? ¿Merece la pena? No pocas son las voces que últimamente se alzan defendiendo otro modelo de consumo más responsable tanto con el medio ambiente como con las personas. Conocer quién y dónde se produce lo que compras, comprar menos pero de mejor calidad, apostando por el comercio local. Reciclar, intercambiar o decantarse por la segunda mano.
Hablamos con Cynthia Bagué, madrileña de 26 años, que recientemente se propuso un reto “1 año sin comprar ropa” y lo contó a través de sus redes y su blog (http://www.cynthiabaguem.com/) . Queríamos saber cuál había sido su experiencia y qué aprendizajes había sacado de ella. Esto es lo que nos cuenta:
Cynthia, cuándo y por qué empezaste el reto de 1 año sin comprar ropa.
Lo empecé el 1 de Enero porque era como empezar de cero y así era más fácil llevar la cuenta. También porque había pasado unas navidades rodeada de consumismo y me pareció una idea perfecta para cambiar la mentalidad. Necesitaba un cambio.
¿Qué tipo de consumidora eras antes de empezar el reto?
Para nada era consumidora compulsiva, pero si me gustaba algo, me lo compraba. Empecé a darme cuenta de que no era normal tener ropa con la etiqueta puesta en el armario que no recordaba haber comprado. Y que el armario ya casi no cerraba, claro.
¿Por qué etapas pasaste durante ese año sin ropa?
En Enero, cuando hice público el reto y los medios se interesaron por mí, pasé algo de pánico y de síndrome de la impostora: "¿¿qué pasará si no soy capaz de cumplirlo??" ¿Porqué de repente tanta gente me presta atención?" pero después de eso, los meses pasaron volando y cada vez era más fácil. Los primeros días de verano pasé por el típico momento de "he engordado desde el año pasado y no me valen la mitad de mis vestidos" pero usé hasta la extenuación los que sí me valían y a otra cosa mariposa. En el fondo, a nadie le importa.
Trucos que usabas cuando te entraba la ansiedad o para evitar comprar.
Por suerte no tuve muchos momentos de debilidad, pero si la voluntad flaqueaba, pensaba en lo lejos que estaba llegado con el reto y en cómo me merecía, por primera vez en mucho tiempo, terminar un maldito proyecto.
¿Qué aprendizajes sacaste de la experiencia?
¡Tantas cosas! Primero de todo, a controlar los impulsos consumistas. Después, lo influenciados que estamos por los medios, los prejuicios sobre la imagen personal y la moda, las malas prácticas de muchas compañías, y lo más importante: que yo soy muchas más cosas que la ropa en mi armario, y que ni por asomo necesitaba gastar tanto en prendas o calzado.
¿Qué hábitos que has conseguido mantener al acabarlo?
La misma mentalidad. El preguntarme dos veces -o tres- las cosas antes de pasar por caja, a ser mucho más crítica con lo que me rodea y con el lenguaje que hoy en día se emplea (sobre todo destinado a la mujer, jugando con nuestros complejos y aspiraciones) para incitarnos al consumo, y sobre todo, ser más creativa con lo que ya tengo: combinar, customizar y reparar. Y mi estilo también ha evolucionado: ahora es más minimalista y favorecedor.
¿Qué tipo de consumidora eres ahora?
¡La consumidora a la que ya no se la cuelan!
¿Qué cambiarías si volvieras a empezar o qué te gustaría seguir mejorando a día de hoy?
No cambiaría nada, si acaso, ¡haberlo documentado con más fotos! ¡Reconozco que soy un poco vaga en cuestiones de fotos o vídeos! A día de hoy me gustaría seguir mejorando mis habilidades de costura, se me resisten...y eso que me encanta.
Cuáles son, en tu opinión, las marcas en las que sí merece la pena invertir.
Aquellas que estén hechas de manera local, familiar, por empresas con buenas prácticas y que transmitan buen rollo, que sepas que no hay algo raruno detrás. Apoyemos a artistas, artesanos, gente que intenta abrirse camino haciendo las cosas bien.
¿Por qué "sí al vintage"?
Porque es una manera estupenda de viajar en el tiempo, de llevarte a casa algo que no vas a ver 500 veces en IG y además reutilizar una prenda. ¡Por no hablar del estilazo que aportan este tipo de hallazgos...!
Tus 3 tiendas vintage favoritas:
Humana (no está especializada en vintage pero la pongo porque si rebuscas, a veces hay tesoritos), Magpie Vintage y Neko Vintage Clothes. Aunque me resulta dificil escoger porque hay bastantes muy interesantes en Madrid y otras tantas más online, me faltan muchas por descubrir.
Después de leerla, ¿qué opinión tenéis del tema? ¿Habéis pasado ya por este proceso o creéis que necesitáis cambiar de hábitos?. Nosotras desde luego, tenemos mucho que mejorar, nos encanta la ropa y jugar con la moda es divertidísimo, por lo que nos costaría dejar de comprar, pero nos parece muy interesante todo lo que ha aprendido Cynthia en su reto y creemos que puede ayudarnos a mejorar ciertos hábitos
Podéis dejarnos vuestra opinión en la foto de ig sobre el post, así aprendemos todas juntas.
Cristina Alonso y Cristina Valbuena.