THE BRA BURNERS
O POR QUÉ QUEMAR SUJETADORES SE CONVIRTIÓ EN UN SÍMBOLO DE LA LUCHA FEMINISTA
Corre el año 1968 y un grupo de mujeres se reúne en el malecón de Atlantic City para montar un piquete por el concurso nacional de Miss América. El ambiente es festivo y de sororidad. Estas mujeres de todas las edades se habían manifestado anteriormente en contra de la guerra de Vietnam o a favor de los derechos civiles, pero nunca antes por este factor común: la opresión de la mujer. La tercera ola bulle y coge fuerza en el país. Boicotear este certamen de belleza no es ninguna casualidad, querían denunciar el sexismo evidente de estos y los comparaban con las exposiciones de ganado donde se puntuaba y calificaba a las reses.
Como símbolo de protesta colocaron un gran cubo de basura (El freedom trash can) donde invitaban a las participantes a depositar lo que considerasen “instrumentos de tortura” hacia la mujeres. Las allí presentes fueron tirando en el cubo objetos como tacones, rulos, fajas, fregonas o pestañas postizas. Una de ellas se quito tímidamente el sujetador bajo la camiseta y lo lanzó también, fue aplaudida.
La idea era, en ese ambiente de júbilo, quemarlo después a modo de símbolo. Pidieron permiso para hacerlo y se les denegó, así que finalmente no lo hicieron y se limitaron a seguir manifestándose, gritando proclamas, dando pequeños discurso y compartiendo opiniones fuera del recinto. Pero oh sorpresa, los titulares del día siguiente se quedaron con que un montón de mujeres nerviosas y enfadadas habían quemado sus sujetadores y pretendían terminar con la feminidad. La parte buena? Al conseguir viralizarse la acción, se dio voz a la protesta. La mala? Se acababa de crear uno de los clichés que más daño ha hecho al feminismo desde entonces “Tías resentidas que queman sujetadores”.
Pero sí, como solemos hacer con todo lo que intentan usar en nuestra contra, le dimos la vuelta a este estereotipo y este hecho se convirtió en un símbolo de la liberación femenina, de mujeres que no solo quieren liberarse de sus ataduras si no que para acabar con ellas de forma definitiva las queman. En aquel momento se las apodó “Bra-burners”.
Estos días que estamos viciadísimas con la nueva serie de HBO, Mrs América, hemos retomado algunas de las lecturas de la época, llevadas por la angustia al comprobar, viendo la serie, que 50 años después seguimos peleando prácticamente por las mismas cosas. A saber: el consentimiento en las relaciones sexuales, el techo de cristal o el aborto entre otros. Os suena, no?
Para situaros: la serie se sitúa en el marco de estas protestas del feminismo de la tercera ola. Ante un feminismo en auge, la reacción conservadora pone a la cabeza de dicha reacción a una mujer porque… ¿qué mejor manera de desacreditarnos? Esa mujer era la ultra conservadora e implacable Phyllis Schlafly. Ella consiguió frenar la Enmienda por la igualdad de género, que estaba prácticamente ratificada en todos los estados. Y sabéis lo más fuerte de todo? A día de hoy sigue sin figurar en la Constitución de los Estados Unidos.
La serie es una maravilla porque nos ayuda a coger perspectiva, a recordar que esto no lo empezamos nosotras, a poner “cara y voz” a grandes mitos como Betty Friedan o Gloria Steinem. Nos invita también a contemplar de cerca las contradicciones de unas y de otras. “¿Es más importante mi ego o el movimiento?” , “Niego la opresión pero la siento en mis propias carnes”.
Es difícil de explicar, pero en el momento que estamos viviendo donde las grandes alegrías han desaparecido y parece que voluntariamente nos hemos inducido en una especie de letargo emocional para que tampoco nos afecten las grandes tristezas, cada capítulo de esta serie nos mete un chute de emociones en vena. Y de paso nos enchufa también vitalidad y ganas de seguir peleando, que parece que con tanto desastre alrededor hasta los derechos fundamentales pasan a un segundo plano y eso no puede ser.
El caso es que, volviendo al tema de las bra burners, nos dimos cuenta de que estamos en 2020, en medio de una cuarentena, presumimos en redes sociales de que llevamos 45 días sin usar sujetador. Y pensamos, Madre mía, ni siquiera de eso nos hemos librado! Que a ver, hay quien está más cómoda con él puesto (nosotras a veces, por ejemplo), pero llevarlo siempre por imposición…volvemos a lo de siempre de la libre elección y tal. ¿Lo elegimos de verdad si cuando no nos ve nadie lo primero que hacemos es quitárnoslo? Pero eso ya es otro tema que da para un libro entero o varios.
Así que nada, hoy nos volvemos un poco bra burners, no porque queramos quemar nuestro precioso sujetador favorito, si no porque queremos recordar que la lucha sigue y que este fuego sí que no va a apagarse.
El post de hoy va por ellas, por las que lo lucharon antes. Gracias!!!
Cristina Alonso y Cristina Valbuena.