LAS CANAS AL AIRE
Tienes 29 años. Estás de vacaciones en la costa portuguesa. Son las 7 de la tarde y haces cola en el súper tras un largo día de playa. Eres la persona peor peinada del planeta. En serio. Tras dos baños en el Atlántico y un día entero de viento portugués una oveja salvaje jamás esquilada tiene mejor pelo que tú. Pero te da igual. Es verano, llevas días sin oír la alarma del despertador, te han salido 3 millones de pecas y vas a cenar pizza ultracongelada. Eres feliz.
“Ay, un momento, no te muevas… tienes una cana”
La voz que acabas de oír es la de tu novio, que está detrás de ti en la cola y sin compasión alguna acaba de arrebatarte la juventud. En un arrebato de locura incontrolada le pides que te la arranque. Con la excusa de que no llegas a vértela en la nuca, con la esperanza de que jamás vuelva a salir.
Después de la cena sigues dándole vueltas ¿Y ahora, qué? Odias teñirte, pero no quieres parecer mayor, pero te gusta tu color de pelo, pero no conoces a nadie de tu edad con canas… pánico. Miras al lado derecho del sofá y ahí tumbado duerme plácidamente el señor que ha anunciado la terrible desdicha. Tiene un par de años más que tú y algunos pelillos blancos en la patilla. Dos o tres. Te acuerdas de que el día que le salieron tardó aproximadamente cinco segundos en recuperarse de la desdicha y entonces te das cuenta de que te lo tienes que hacer mirar y de paso revisarte un poquito el feminismo.
Tanto libro, tanto artículo, tanto blog y ahora te vienes abajo con un pelo blanco. Tú que te lo curras a diario para que te d igual que la talla 38 te apriete el chocho, que ya no te comparas continuamente con las demás, que has aprendido con mucho esfuerzo a aceptar tu celulitis, que defiendes tus patas de gallo porque son de reír muy fuerte… y estás aquí calculando cuanto vas a gastar al año en tintes porque te ha salido una cana! Venga ya.
Pero no, no te vas a castigar porque esto no es culpa tuya y además tiene remedio. Es normal que te agobien las canas, es un signo de envejecimiento y has aprendido desde pequeña que eso está prohibido si eres mujer. Has visto a tu abuela y a tu madre visitar la peluquería una vez al mes desde hace años. No tienes ni un solo referente canoso femenino alrededor en revistas, series, pelis ni videoclips o al menos no son fáciles de encontrar. Pero lo mismo que debatiendo, leyendo y buscando referentes inspiradores has superado otras presiones estéticas heteropatriarcales, pues lo mismo harás con las canas, está decidido.
Y aquí estás 6 años mas tarde, con poco pelo blanco más (el proceso es más lento de lo que creíste aquel día en Portugal), después de haber debatido largo y tendido con las amigas, con tu madre, con algún señoro del trabajo, decidida a que si somos muchas, podemos cambiar los cánones y que si te ha costado encontrar referentes a las chicas que vengan detrás no debería costarles, así que qué mejor que predicar dando ejemplo.
Así que hemos pensando en no ir demasiado lejos, mirar a nuestro alrededor y tirar de vosotras para que nos inspiréis a todas y nos deis un empujón a las que queremos pero no nos atrevemos. Hemos buscando mujeres que se tiñeron y se cansaron, a otras que directamente se las dejaron sin darle más vueltas, a las que se lo pensaron mucho… para que nos cuenten cómo lo han hecho, cómo lo han vivido y cómo se sienten. A ver si entre todas conseguimos que el tinte sea una opción y no una imposición, ampliar el canon de lo considerado bello si eres mujer.
Y un inciso, no se vale lo de “Si a mi me crecieran bonitas”, ni lo de “Luego el blanco hay que cuidarlo mucho para que esté perfecto”… Porque amigas, eso es el mismo lobo con otro disfraz… presiones, presiones, presiones.
A continuación unas Girlys muy molonas que vienen a enseñarnos con cuánto poderío es posible ser canosa y no rendirse en el intento.
Laura
@modernacongafas
35 años, copywriter precaria, Barcelona.
“Mi primera cana la detectaron mis compañeras de universidad a los 19 años. La tenía en el flequillo. Con el paso del tiempo se transformó en mechón. Y pasaron a acompañarle otras canas dispuestas un poco por todas partes. Nunca me planteé teñirme, solo de pensarlo me daba pereza. A los 29 decidí decirle adiós al flequillo y mi mechón luce más largo. De los 20 a los 30 tuve que oír muchas veces “ala tía tienes canas”, entre lástima y sorpresa. A partir de los 30 se fue transformando en “jo tía es que a ti las canas te quedan genial ojalá yo me atreviese a no teñírmelas”.”
Yve
44 años. Divulgadora ambiental y emprendedora. Barcelona.
“Tengo canas desde los 15. Desde entonces lucí con orgullo un mechón que poco a poco creció y se expandió por toda mi cabellera. Siempre recibí “amables consejos” de teñirme el cabello y, pasados los 40, sucumbí a la henna. A mí alrededor estaban encantados: me veía “mucho más joven que antes”, pero yo odiaba esa esclavizante rutina de teñirme cada tres semanas. Me costó darme cuenta de que lo hacía por la presión social, pero un día dije ¡basta! Me corté el cabello y, cuando ya tenía muchas raíces, suavicé la transición con unas mechas.He recibido muchos mensajes de chicas a las que mi proceso sirve de inspiración y eso puede más que todo lo demás. La realidad es que muchas tenemos canas desde muy jóvenes, aunque los tintes nos confundan. Por eso urge normalizarlas. Yo no me veo mayor ahora; me veo como soy en realidad.”
Astrid
@ursula_1983
36 años, ingeniera industrial, Madrid
“Canas desde los 22. Llevo años tiñéndome cada 4 semanas. ¿Cuánto tiempo y cuánto dinero invertido? Nunca me planteé dejarlo. Un día vi un video en YT (@eherraiz) que decía que nuestro color natural de pelo (canoso o no) es por naturaleza armonioso con nuestros ojos y piel. En un afán progresivo de minimalismo, me decidí. Llevo casi un año y medio sin teñirme y me siento LIBERADA. Ojalá haberlo hecho antes.
Lo más duro ha sido cortarme muchísimo el pelo para pasar el efecto raíz rápidamente. El corte me resulta poco cómodo y estoy deseando volver a la melenita.
Hay muchísimo tabú con las canas en mujeres y me parece increíble. Todo el mundo flipa porque haya dejado de teñirme, como si fuera obligatorio hacerlo y estuviese haciendo algo súper transgresor. ¿A los hombres con canas les preguntan por qué no se tiñen con esa cara de asombro?”
Estelle
@akaljoti_yoga
40 años, profesora de Kundalini Yoga, Madrid.
“Empecé a tener canas con 30 años, quería esperar antes de empezar a teñirme el pelo, pero al final, me he ido acostumbrando a las canas, llegaron a formar parte de mi vida, de lo que soy, no tengo que esconder nada para aparentar más joven, asumo mi edad, con mi experiencia y mi madurez y disfruto de esta sensación de libertad que me da, es casi transgresor dejarse canas, porque te sales de la "norma". A mi alrededor, como fue algo progresivo, no he tenido nada de comentarios negativos, más bien, he tenido comentarios positivos, que les gustaban las mechas canosas que me habían salido. Estoy orgullosa poder lucir mis canas de la manera más auténtica posible.”
Natalia
34 años, Periodista de Barcelona en Madrid.
“Nunca me he teñido (a excepción de que con 12 años decidí abusar de un spray de camomila que vendía el Mercadona y parecía que me hubiese restregado una calabaza podrida por la cabeza hasta que me mi madre me cortó el pelo como un champiñón para acabar con ese sufrimiento). Mi madre siempre me repetía que postergara lo máximo el depilarme o el teñirme porque si no "me convertiría en una esclava" de ambas convenciones sociales que las mujeres padecemos porque sí. Lo de depilarme le respeté poco (me hice la láser), pero lo de teñirme lo interioricé desde bien pequeña. Me gusta mi cabello, me gusta mi color natural y las canas no son un problema, son otra seña de identidad de mí. De momento no tengo muchísimas y en la foto me levanté un poco el pelo para que se vieran mejor, pero no quiero teñirme y quiero que lucirlas tan sexis como lo hacen los hombres. Solo tengo una amiga, Marta, que quiere que me tiña "esos pelitos blancos para estar más guapa". El resto, o eso dicen, les gusta. :)”
Laura
33 años, camarera y barista, gallega en Barcelona.
“Mi historia con las canas empezó a los 19 años pero nunca lo vi como algo negativo. Cuidaba mi pelo como si no estuvieran ahí y viéndolas aparecer poco a poco, quizá vienen del estrés o de los disgustos, hay esas teorías pero a día de hoy me siento bella con ellas y el feedback de la gente es increíble. Esta semana una chica me dijo que había sido su inspiración al verme y pasado un mes regresó a mi trabajo y me enseñó sus canitas lindas. También me preguntan si es natural porque lo ven demasiado bonito para ser real! Creo que la clave está ahí, he aprendido a aceptar que en lo natural hay belleza y no necesito esconder lo que soy por miedo a ser juzgada. Yo he conseguido sentirme cómoda conmigo misma y creo que se proyecta y la gente es capaz de ver luz en mí. Mi único cuidado es utilizar el llamado “champú azul” y estoy deseando que pasen los años para ver cómo cambia.”
Vanessa
40 años, Barcelona.
“Tengo canas desde los 11 años; sí, desde los 11. Me empecé a teñir con 17 y hasta este año. Me teñía cada 3 o 4 semanas máximo; un palazo periódico (para organizarme y para la cartera). Hace ya unos años que me rondaba por la cabeza dejarme mi color natural. Lo quería hacer por comodidad y estética (y ver si tenía el pelo con ese tono taaan bonito que ha tenido toda la vida mi abuela). Y finalmente el pasado mes de abril me decidí a dar el paso. Llevo ya 7 meses luciendo cana. Además me he cambiado el corte y, la verdad, con este cambio, me siento mucho más yo. Y esto no solo lo noto y veo yo; la mayoría de gente que me conoce (y algún desconocido) me dice que me sienta muy bien. No sé si me volveré a teñir, pero lo que tengo claro es que ahora voy a disfrutar de mis canas al viento.”
Muchas gracias por vuestro testimonio, chicas, sois lo mejor. No sabemos al resto pero nosotras ya estamos más animadas a pasar de la esclavitud del tinte y echar las canas al viento, claro que sí.
Cristina Alonso y Cristina Valbuena.
