TOKYO 35°41′N 139°46′E
10 PLANES IMPRESCINDIBLES
Japón es un país fascinante y maravilloso al que todo el mundo debería ir. A nosotras ya nos tenía enamoradas desde antes de pisarlo. Por su estética, su arte, sus frikadas, sus palabras mágicas y su comida, sobretodo su comida.
Tokyo es uno de los lugares más increíble que hemos pisado. Con todos los puntos fuertes y débiles de una gran ciudad, el choque cultural inicial puede ser algo agobiante pero la premisa será siempre “déjate llevar”. A pesar de que tiene todas las papeletas para hacerte sufrir (no entiendes ni un solo cartel, hablan fatal inglés, las estaciones de metro son gigantes) la ciudad acaba siendo amable, como sus habitantes y lo que parece un laberinto sin salida se acaba convirtiendo en una divertida aventura con risas de principio a fin.
Antes de darte nuestros planes favoritos, te dejamos algunos consejos que a nosotras nos vinieron muy bien:
Japón no es TAN caro. Si quitamos el billete hasta allí y el Japan Rail Pass, pasar un día en Japón es más barato que hacerlo en Madrid o Barcelona.
Compra un billete con las menores escalas posibles. Merece la pena gastarse un poco más y no llegar (tan) muerta.
Cambia el dinero al llegar. No son nada usureros y el cambio en los aeropuertos y estaciones es bastante bueno.
Si quieres tener internet (recomendable para el google maps) puedes comprar una tarjeta SIM en el aeropuerto, compara precios, están bastante bien.
Si no sabes, pregunta. Aunque no hablen inglés son increíblemente educados y siempre ayudan al extranjero.
En el metro o demás transportes se desplazan siempre por la izquierda (al revés que aquí).
Respeta las colas.
Deja el iphone donde quieras, no te van a robar.
Muévete tranquila por donde quieras, es súper seguro.
Si te hacen un gesto cruzando los dos dedos índice… significa que “no, no y no”.
No te agobies con los tips de tiendas o comida, lo mejor es llevar un plan de barrios que quieres visitar y después dejarte llevar. Los mejores sitios se descubren por sorpresa, no están en las guías.
Mira hacia arriba. Hay muchos restaurantes, tiendas y bares en las plantas altas… los letreros no se entienden pero puedes fijarte en las fotos…o lanzarte a la aventura.
Si eres chica y pides mucha birra, se van a reír. Bueno se van a reír muchas veces, ríete tú también.
El ramen es tu mejor amigo.
Nunca, es decir, NUNCA, entres en un probador sin quitarte los zapatos si quieres salir con vida del país.
Son bastante legales con los precios y las cosas valen lo mismo en una zona “para guiris” que en un rastrillo cualquiera.
Prueba toda la comida rara que puedas, luego la vas a echar de menos.
Seguro que se nos olvida algo pero partiendo de estas premisas ya estamos listas para empezar nuestro viaje:
1. Mañana de tripi en Akihabara:
El centro neurálgico de la cultura otaku. Aunque no te guste el manga ni los videojuegos tienes que perderte por alguna de sus mega tiendas (ocupan rascacielos enteros) y darte un buen empacho sensorial de colores, luces y sonidos alucinantes.
Si lo tuyo son los videojuegos antiguos, Super potato Retro´kan es tu sitio.
No te pierdas Mandarake Complex, ocho plantas abarrotadas de cómics, Dvd y arte animado. Puede que alucines ligeramente con las perversiones obsesivas… niñas en bragas haciendo cosas muy raras, mejor que lo veas tú misma.
Nosotras comimos en “Hokkaidou Ramen”. Pides en la maquinita y… a esperar, súper rico.
2. Un poco de todo en Ueno.
Fuimos a este barrio para ver el parque Ueno-Koen y la explosión de los cerezos pero acabamos perdiéndonos por lugares más profanos. El mercado Ameya-yokocho está bajo las vías de la Yamanote Line, comenzó en la II Guerra Mundial y hoy en día es el paraíso para los amantes del Street food y las rarezas gastronómicas. Lo mejor es darse una vuelta, ver un poco de todo y después decidir.
Merece también la pena dar un paseo hasta Yanaka, una zona que sobrevivió a los bombardeos de la guerra y los terremotos y que conserva la esencia más antigua de la ciudad. Un barrio de artistas, fotogénico y con mucho rollo.
3. Tokyo en estado puro en Shinjuku.
Si hay un barrio que reúne todo lo que a priori puedes identificar con Tokyo, ese barrio es Shinjuku. Grandes almacenes, rascacielos tras los que Godzilla asoma la cabeza, callejones inmundos con tugurios de los que te acabarás enamorando, karaokes en cada esquina…
Imprescindible visitar Golden Gai de noche, cenar ramen y acabar subiendo las escaleras hacia alguna barra estrecha donde con o sin alcohol, te sentirás como dentro de una película.
Si te da por ir a un Karaoke, busca uno con ventana al exterior, merece la pena observar todos los carteles luminosos de fondo para una experiencia tan frenética.
4. Almorzar en Tsukiji.
El sushi en Japón es caro y la variedad de pescados que se utilizan es mucho más amplia que en Europa (no apto en ocasiones para escrupulosos). La mítica lonja de la ciudad se ha trasladado recientemente a otro punto pero aquí siguen existiendo los puestos exteriores y el mercado de comida callejera de siempre. Nosotras no madrugamos para ver la subasta porque somos muy vagas así que nos fuimos directamente a comer en uno de sus “restaurantes”. Hay cuatro o cinco callecitas dentro de lo que era el antiguo mercado, antes de llegar a los puestos callejeros. Algunas se abstienen de atender a extranjeros con cartas estrictamente en japonés y sin fotos. Nosotras elegimos una que nos pareció bastante auténtica. No os podemos decir el nombre porque fue imposible averiguarlo pero tras la barra se encontraban dos sexagenarios que hacían nigiris a la velocidad de la luz mientras gritaban “YUMMY YUMMY” y reían cuando pedíamos cerveza (por lo visto el sushi se toma con té, JA!).
Una vez que sales del recinto, se encuentran los puestos callejeros que ofrecen todo tipo de delicias como helados de matcha o mochis de mil sabores.
5. Cerezos y cosas ricas en Ebisu y Meguro.
Si vas en la temporada de Hanami tienes que ir a la zona de Meguro, donde el río se tiñe literalmente de blanco rosáceo con las flores que caen de los árboles, el paseo tiene momentos mágicos.
Subiendo hacia Ebisu tómate un helado en “Ouca”. Cremosos y con sabores originales japoneses desde el más habitual matcha al sésamo negro o la flor de cerezo.
Buscando un sitio para cenar descubrimos uno de los mejores hallazgos del viaje. Lo que pensábamos que era un bar lleno de gente acabó convirtiéndose en un mercado con decenas de puestos de comida. Hay que hacer cola pero va rápido. Nosotras comimos en un puesto especializado en carnes… un steak tartar brutal y unos niguiris de roastbeef que… mmmm. El sitio se llama Ebisu-yokocho. Fuera tiene un cartel blanco con un mapa de los puestos… es difícil de ver pero merece la pena (está al lado de la parada de metro Ebisu).
6. Foto para el recuerdo en Shibuya.
Y sí, tienes que ir al cruce de Shibuya, cruzarlo, hacer unas fotos, mirarlo desde la terraza del Starbucks (buenas vistas desde la primera planta), darte una vuelta y fotografiar la estatua de Hachiko… es uno de los momentos más guiris del viaje, pero hay que hacerlo.
Si después quieres hacer unas compras, es el lugar perfecto porque todas las grandes cadenas se aglutinan en apenas unas manzanas. Nosotras fuimos a Tokyu Hands porque nos la habían recomendado, pero honestamente, fue un bluf.
7. Momento teenager en Takeshita-dori.
En este callejón abarrotado de bazares de moda juvenil puede que sufras un ataque de agorafobia porque suele estar hasta los topes. A cambio podrás echar un ojo a las tendencias que apasionan a los jóvenes tokiotas y comprarte alguna chuchería rara como unos algodones de azúcar en degradado de colores con forma de cuerno de unicornio en “Totti Candy Factory” (son lo máááááás!).
8. Vistas de toda la ciudad desde las oficinas del Gobierno Metropolitano.
A diferencia de otras grandes ciudades, como Nueva York, en Tokyo contemplar la urbe desde las alturas es gratis. Solo tienes que ir a las oficinas del Gobierno Metropolitano en Shinjuku, hacer una cola que va bastante rápido y gozar de una de las vistas más impresionantes de la ciudad. Nosotras fuimos de día y de noche (si tienes tiempo merece la pena repetir). Y como nos dijo el guía que nos enseñó el camino “Si sois afortunadas veréis el Monte Fuji y si no, no lo veréis”.
9. Vuelta al pasado en Asakusa.
Visita obligada al templo más renombrado de la ciudad “Senso-ji”. Con la segunda pagoda más alta de Japón y sus gigantes faroles rojos. El paseo previo de entrada al con decenas de puestos de souvenirs y de comida rompen todos tus esquemas de lo que habías entendido hasta ahora por un templo.
En las calles contiguas se respira el ambiente de la ciudad antigua “Edo”, con callejones llenos de tiendas vintage, de artesanía y un montón de peculiares bares por descubrir.
10. Un sábado en Shimokitazawa.
Merece la pena alejarse un poco de los barrios más céntricos y pasar un día en Shimokitazawa. El barrio hipster por excelencia, lleno de tiendas vintage (y cuando decimos lleno, es lleno) con tesoros por descubrir.
La mayoría tienen precios más o menos asequibles y la ropa suele estar limpia y muy cuidada. En Rainbow vintage clothes los precios eran algo más elevados pero en ella encontramos la mejor selección de vestidos, pantalones de corte masculino y accesorios del barrio. Lo mejor es ir callejeando y meterse allí donde tu olfato te diga.
Para comer las opciones son múltiples: cafés, tabernas, restaurantes especializados… Nosotras elegimos un mercado callejero que, creemos, solo está los fines de semana.
Cristina Valbuena y Cristina Alonso