BLONDIE
Parallel Lines
23 de septiembre de 1978
Chrysalis Records
Blondie es una de nuestras bandas favoritas y Deborah Harry una de nuestras rubias top of the pops. No hay canción suya que no hayamos cantado en la ducha, bailado en las discotecas, en los festivales, y escuchado a todo volumen en nuestros cascos mientras caminamos por la calle. No sé cuántas veces habremos visto sus videoclips y nos habremos imaginado ser ella en un escenario. Y aquella vez que intentamos teñirnos el rubio platino con la mecha negra y nuestra madre casi nos mata. Tenemos mil camisetas de nuestra rubita favorita, que nos ponemos cuando necesitamos la fuerza de sus canciones en los días flojos. Porque no hay vez, que al poner la aguja sobre el vinilo y su voz invade el salón, no nos saque una sonrisa y sacuda nuestro esqueleto.
Blondie, un grupo de cuatro chicos y una chica. Estos neoyorquinos se juntaron en la Gran Manzana a mediados de los 70 para formar la que es una de las bandas más chachis de la new wave americana. En 1976 lanzan su primogénito “Blondie” con exitazos como “X Offender” o “In the flesh”. Después vino “Plastic Letters” y seguidamente el que nos acontece hoy: “Parallel Lines”.
El trabajo más completo y que llegó mejor que los anteriores a los corazones de los radioyentes. Pero no fue fácil producirlo.
Cuando el productor de este disco, Mike Chapman, inició la primera sesión de grabación, desconocía que estaba a punto de dejar para la posteridad uno de los vinilos que más han sonado en las listas de éxitos del mundo entero. Y es que Deborah Harry era una rubia de armas tomar, pero ella aún no lo sabía.
En este primer momento el grupo aún tenía muchas deficiencias, pues Blondie era la banda con peor nivel (en cuanto a interpretación musical) con la que el productor había trabajado. Chris Stein y Jimmy Destri eran mejores compositores que músicos. Los problemas de timing del baterista Clem Burke eran notables. Chapman les apretó hasta el límite para lograr un resultado potable, hasta que voilá, después de 6 semanas de duro trabajo, "Parallel Lines" se hizo realidad.
Septiembre de 1978, el vinilo sale a la venta en todas las tiendas, y la versión del grupo “The Nerves” “Hanging on the telephone”, “One way or another” y “Sunday Girl” se convierten en el hit del momento. Deborah Harry es en el icono femenino por excelencia, todas quieren ser ella. Nosotras también.
La portada de su disco, del fotógrafo Edo Bertoglio, en la que todos sonríen detrás de ella, mientras la rubia nos mira desafiante, deja claro quién manda aquí. Sexy, fría y segura de sí misma con las manos en la cintura, con un vaporoso vestido blanco, que contrasta con los trajes negros de los demás. Aunque no os lo creáis, esta portada no gusto nada al grupo. Estaban bastante disgustados porque no se sentían identificados con ella. Pero ya se sabe, que las discográficas mandan mucho, así que muy a su pesar, salieron con ella. Hoy es una portada icónica.
Este disco es una mezcla atemporal de punk, pop y disco en el que sus 38 minutos y 11 segundos te transportan al Studio 54 de Nueva York, debajo de una bola de espejos, donde una noche infinita espera para que la pases entera bailando.
Cristina Valbuena y Cristina Alonso.